Tomémonos un tinto, "seamos amigas"

En el mismo café y en la misma mesa donde siempre me siento con él. Nueva compañía.

Si, para mi todo fue una burla. Hablamos mucho y en realidad encontramos muchas cosas en común, hasta me pareció agradable. Y como evitar analizarla mientras me hablaba. Sus delicadas manos, sus ojos, todo lo que le habría atraído a él. Y la veía imitando mis acciones, pensando lo mismo, escudriñando hasta mi sonrisa.

Me cansé de hablar de él. Como viejas amigas reímos y compartimos un poco de nuestras vidas. Al final cerramos con una sola petición de su parte: No quiere que lo vuelva a ver.

Que podía decir, yo no quiero nada de él, yo no exijo nada de él, ni siquiera tiempo. Pero no creo que me aleje. No hay motivos.

Par de brujas conspirando. Una reunión así es una bomba a punto de estallar. Ella se fue después de casi tres horas. Yo la acompañé hasta el colectivo. 

No puedo evitar sonreír de nuevo.