ENANITO DE MI CASA

Cuando pierdo mi celular corro a buscar un teléfono, me marco, y de una lo encuentro. Algunas veces hasta me ha vibrado en el bolso que estoy cargando, y me encuentro con la cara de Rodrigo que no musita palabra pero me expresa: tanto rato buscándolo para que lo tuvieras ahí.

Siempre es igual, yo todo lo boto, todo. Es mas, hoy salí de mi casa y al cerrar la puerta me di cuenta que no tenía llaves. Así que o regreso hoy temprano (poco probable) o llego mañana en hora decente a timbrar. Y no es que sea desordenada, generalmente tengo todo listo y hasta si necesito una dirección para no dejarla, la llevo en la mano: mientras desayuno, me lavo los dientes, cojo el bolso, y cuando estoy afuera ya no la tengo. Y luego tengo que devolverme sobre mis pasos, buscarla 10 minutos y luego descubrir que la tengo en el bolso.

Y empiezo a cantarme mentalmente la canción de canti-cuentos:

Enanito de mi casa, dime lo que a mi me pasa, porque todo me resulta de reves...

y no exageremos que no recuerdo el resto de la canción pero habla de un niño o niña que todo pierde, no encuentra medias pares, y así me siento yo, yo que muchas veces he tenido que ponerme dos medias azules que no son pares pero se parecen o al menos azul con azul combina.

¿Porqué los objetos mas importantes no tienen un pito para saber donde están? Lo sé, puedo perder entre mis cobijas el control remoto y con la misma facilidad pierdo el teléfono inalámbrico. Que tal si mis gafas tuvieran un pito. ¿Dónde están mis gafas? -piii piii piii- allá suenan en la cocina.

Mientras a alguien se le ocurra ponerle un pito a casi todos los objetos que en algún momento pueda necesitar seguiré usando medias impares, para al día siguiente encontrar limpio el otro impar que debo usar para que se laven posiblemente juntos, pero sobre todo perdiendo tiempo, mucho tiempo buscando lo que tenía en la mano hace un segundo.