PRIMER ENCUENTRO CON EL COLEGIO

Me quedé con la gente del colegio porque debíamos pasar las notas. Al terminar nos quedamos bebiendo en casa del Rector. Como por variar terminé tomando solo con hombres.

Uno de los profesores me miraba con insistencia, para que dejara de hacerlo frente a todos le dije:

- ¿Qué?

- ¿Qué de qué?

- ¿Que va a hacer? le dije.

- No pues píntela. - Dijo con tono retador.

¿Cómo se responde a eso? Nicolás me enseñó. Y de nuevo le digo

- ¿Qué?

- ¿Qué de qué?

- ¿Que va a hacer?

- No pues píntela.

- Píntese un bosque y piérdase en él. Todos rieron.

- No pues tan alzada.

Fui al baño y al salir, él me estaba esperando, acercó su cara a la mía, me miró a los ojos y susurrando me dijo - Deme un beso - Me dio risa, miré a todos, nadie se daría cuenta, entonces, me acerqué, casi rocé sus labios, me di la vuelta y me fuí con los demás.

Cuando todos se fueron, me prestaron la habitación de huéspedes. Nos quedamos en la sala esperando un poco mientras los demás se dormían.

Salimos al balcón, nos besamos. Uno de esos besos cargados de deseo, el deseo de habernos reprimido durante tanto tiempo. Me apretaba muy fuerte contra su cuerpo. Me instaba a tener sexo con él allí en el balcón pero no soy tan osada.

Entramos en la habitación, nos besamos y empezamos a quitarnos la ropa. El ambiente era muy oscuro y solo veía su silueta. Fue un juego intenso donde nos hicimos cómplices, en ese trance, gritando en silencio, sintiendo toda su piel.

Dormí profundamente en sus brazos, nuestros cuerpos parecían amoldarse muy bien, como si ya se conocieran. Al salir el sol desperté y por reflejo entrelacé mis dedos en los suyos al escucharlo sonreír realmente desperté. Nunca había visto en mi una actitud de ternura.

Ya era hora de irnos. Nos vestimos y al pasar por la sala, esta estaba desocupada. Alguien ya lo debía saber. En la calle se puso cariñoso hasta fastidiarme, busqué un cigarrillo en una tienda, hablamos un poco y dejé que me llevara cogida de la mano. No entiendo para que me coge así, finalmente no somos nada.

- Ven, apunta mi teléfono - Me dijo.

- ¿Para qué?

- Para cuando quieras llamarme

- Ah, bien - Lo escribí en el celular y me fui a casa. Sin tener ni idea de que de que le voy a decir a mi novio.