LA DESPEDIDA DE JAIME EDUARDO
El 1 de enero me acosté como a las dos de la mañana. A las cinco de la mañana mi mami me despierta, vamos a despedir a mi primo en el aeropuerto.
Tenía algo de guayabo, me visto, saco cuatro latas cerveza y me las meto en el bolsillo. Mi primito se va para Canadá a estudiar. Ya se sabe: es por su bien, es muy bueno que tenga la oportunidad de viajar, de aprender, pero es muy duro separarnos de él.
Al llegar al aeropuerto nos encontramos con toda la familia. Uno a uno van llegando. Estamos bromeando mientras esperamos.
Hablamos por celular, ya casi llegan. La imagen se repite en mi cabeza como si sucediera en cámara lenta, entra mi tía y detrás entra mi primo. Tiene una cara de tristeza, sus ojos están hinchados y más chiquitos que nunca de tanto llorar.
No puedo, al cerrar los ojos siento dos enormes lágrimas que corren por mi cara, es muy triste ver al niño así. Él tiene 19 años y quiere estudiar ingeniería de Petróleos.
Desde que estaba pequeño se planeó este viaje. Hace un año tiene novia, su primera novia. Hace unos meses él de pronto dijo no, no me voy. Todos los planes se fueron al piso. Cuando el se fuera a Canadá, se vendía la casa, y se pasaban a una casa mas pequeña.
El niño está haciendo fila y todos estamos muy animados contando chistes y riéndonos. Se hace todo lo de rutina, le pesan la maleta y cuando terminan, subimos a la sala de espera.
Allí él se despide de cada uno de nosotros. Todos lloramos. Es extraño, más parece un velorio. Nuestra familia nunca se ha separado y no sabemos asimilar lo que es esto. Por eso tanto dolor. Todos tenemos los ojos rojos de tanto llorar.
Al final su hermano lo abraza y llora. Ellos siempre han sido compañeros de juegos, amigos, cómplices, toda la vida juntos. Al verlo atacado llorando se me rompe el corazón y todos alrededor lloramos. Casi por fuerza los separan para que Jaime Eduardo se pueda ir.
Una vez se ha ido nos quedamos unos pocos, tomamos tinto y hablamos un rato. Ya un poco más relajados. Mi hermana a las tres sale para Cartagena a trabajar, estará una semana mas o menos.
Mi tía (la mamá de Jaime Eduardo). Dice que es mejor que Carol se lleve un celular para que podamos comunicarnos, pero el celular está en la casa así que yo me voy con ellos para recogerlo.
Cuando llego a la casa de mi tía, llegamos a la par con el otro carro. Entramos a la casa y al llegar a allí, es como si viniéramos de un entierro. Todos entran sintiendo el frío y lo pesado de su ausencia.
Mi tía que casi no ha llorado entra devastada, por fin está en su casa donde puede llorar sin que nadie le diga nada, este es su hogar donde su hijo mayor ahora falta. Ya él no va a gritar y vociferar por comida. Ya no va a salir corriendo por toda la casa y a llevarse a todos por el camino. Ya no va a cantar vallenatos a todo grito. Ese es el dolor que se siente en la casa. Me contagio de ese dolor y entiendo lo profundo de la falta. Recojo el celular y salgo a coger el bus que me lleve a la casa. Las calles están solas. Todo el mundo está en su casa descansando después de una noche de rumba o está viajando. La ciudad está desierta. Me subo al bus y siento el calor de las lágrimas.
Tengo mis gafas oscuras y lloro. Destapo otra cerveza y bebo como si cada vez que bebiera eso me impidiera seguir llorando. Pero no, creo que mi tristeza es cada vez más grande. Al llegar a la casa me dirijo a la habitación de mi mami para contarle que ya llegué. ¿Cómo te fue?, pregunta.
- Bien, pero... No puedo mas y empiezo a llorar.
- ¿Qué pasó?
Le comento lo que viví al llegar a la casa de mi tía. Estoy cansada pero le voy a ayudar a mi hermana. Pongo el celular a cargar y empiezo a recordarle cosa por cosa. Que llevas de ropa?, llevas champú?, llevas jabón? (me siento grande).
Finalmente me voy a dormir. Duermo un rato y me levanto como a las dos horas para llevar a mi hermana al terminal. Salimos todos y la idea es dejar a Carol para luego ir a donde mis abuelitos don estamos invitados a un asado. Yo no tengo la más mínima intención de ir con ellos. Quiero mucho a mis abuelos pero ya estoy saturada de tanta unión familiar. Además quiero ver a mi novio. Carol se fue, acompaño a mis papás y a Paula hasta un taxi.
- Tu no vas? pregunta mi mami.
- No ma, nos vemos luego. Bye
5 Comments:
Al parecer este Dic, todos estamos despidiendo a un ser querido (cada uno a su manera claro), y va a estar lleno de lágrimas para muchos.
Muy bonito tu post. Saludos anyelik
Pense varias veces en escribir este post pues me parecía mas personal y menos interesante que cualquiera. Pero imaginé que quienes han vivido una separación similar me entenderían.
Y al anticristo fue lo que mas se le dijo. Pasadas muchas repeticiones creo que lo entendió.
Lo que me pides de situaciones graciosas te lo respondo con canción de la iglesia: "ya vendrá, ya vendrá, ya vendrá"
Según varios me han dicho nunk se hacen muchas esperanzas cuando van a conocer a una blogger.
Si te digo como soy puedo pecar de egolatra, así que le voy a decir a Patton, que si me conoce que te responda.
Tenaz la escena, como siempre muy bien escrita. Conmovedora.
Don gerente: la niña es bien modesta. Un bombón, Garoto para más señas.
Las despedidas... son jartas, dificiles, en fin.
De un dia para otro mi familia se desbarató. Mi hermanos mayores se casaron, mi papas se devolvieron para el Valle y yo me quede solo. Eso fue hace rato, y hay cosas que han servido. Nos hemos vuelto mas unidos.
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